6 de julio de 2010

Diario sin días



Tengo el defecto de justificarme, aunque no siempre lo haga sostenido de la verdad. He abandonado este blog sin remordimientos porque, inevitablemente, ha caído en el manierismo del típico diario adolescente. Es decir, porque se ha convertido en la bitácora de sentimientos, reflexión y frustraciones. Perdonen.

En tiempos en que el “estado actual” o lo que estás pensando y el “¿qué pasa?” dominan los Facebook, Twitter y otras calamidades de la gente, los periodistas, políticos y pensadores de la nada, mal hacen (hacemos) los bloggers de llenar páginas y páginas de pajas mentales que nada valen. Perdonen la franqueza.

He dejado el periodismo (o el periodismo me ha dejado a mí, al menos hasta retomar un camino más sincero de este quehacer) y he dejado de publicar (mas no de escribir, que es como respirar) hasta encontrar algo que verdaderamente valga la pena compartir (y no repostear, retwittear o sugerir otras web, que de eso ya hay bastante).

Mientras tanto este blog sin blogger, esta bitácora de un inmóvil, este diario sin calendario, seguirá durmiendo el sueño de los justos hasta que la justicia, si es que hay, y el tiempo hagan lo suyo. Perdonen la pereza.

21 de mayo de 2010

Sin argumentos

Todo aquel que se aficiona a la literatura, y traspasa esa línea que divide a los lectores de los autores, ha escrito (al menos una vez en su vida) un cuento. Yo tengo algunos que han pasado a engrosar la lista de los cuentos fallidos en los concursos literarios y otros tantos han venido a parar a este blog, donde han sido justicieramente vilipendiados (ver comentarios).

Ahora que he renunciado a escribir cuentos (o al menos a publicarlos), puedo compartir uno de los argumentos que, por años, me ha dado vueltas a la cabeza; al punto de que he llegado a creer que nunca dejaré de pensar en esa historia sin autor.





6 de mayo de 2010

Charlas de Buenos Aires

Esta es una crónica sobre Buenos Aires que nunca terminó (hasta ahora sigo pensando volver a esa ciudad y ver qué pasa). En un inicio tuvo varios destinos (un taller de periodismo portátil, un magazine de cafeterías, una revista de viajes, una página web) pero sus retazos acabaron aquí.

He olvidado la cantidad de veces que tuve que modificarla, según los criterios que cada uno me exigía, y la variedad de títulos que le di (el que aparece aquí es el primero que se me ocurrió, el definitivo era si mal no recuerdo “Buenos Aires, encanto de gente”). No incluyo todo el texto, solo algunas líneas válidas:

(Leer más...)

27 de abril de 2010

Primera autobiografía

Escribo mucho, por gusto y por disgusto. A veces por necesidad. Otras por dinero. Casi siempre con distintos objetivos. Últimamente me he involucrado en varios proyectos, he postulado a becas, he presentado proyectos de investigación y he participado en talleres periodísticos.


Uno de ellos me obligó a escribir una autobiografía, acaso una tarea tan pudorosa como describirse físicamente o dibujarse. El retrato o perfil es una tarea tan intimista que algunos cronistas que practican esta técnica dicen que no tolerarían que alguien les pidiera sentarse al otro lado de la mesa.

De mi primera autobiografía rescato estas palabras, más por revelar poco que por gustarme mucho. Aunque creo llegaron a una precisión con la que no me encuentro frecuentemente.
Dice así:
(Leer más...)

13 de abril de 2010

Tercer tiempo (viajes sin escritorio)

Uno: el debut.
Dos: el regreso.
Tres: el final.
Desde que empezó este blog he querido terminarlo, aunque los blogs no se terminen y las historias (crónicas, relatos y otros extravíos) se puedan seguir alimentando, actualizando, mejorando. Esta no es una renovación: es una versión definitiva, ni mejor ni peor, solo el cierre de una experiencia sobre una mesa de trabajo que, en el camino, fue cambiando de concepto.

Reunir experiencias, intereses y trabajos de forma escrita tiene más de ocio que de oficio, eso lo saben quienes empezaron igual que yo, tratando de captar una observación, plasmar una anécdota, contar una película con el aburrido traje de la crítica, y que sabrán a qué sabe este guiso de letras. Pero hasta aquí nomás.

(Leer más...)