Escribo mucho, por gusto y por disgusto. A veces por necesidad. Otras por dinero. Casi siempre con distintos objetivos. Últimamente me he involucrado en varios proyectos, he postulado a becas, he presentado proyectos de investigación y he participado en talleres periodísticos.
Uno de ellos me obligó a escribir una autobiografía, acaso una tarea tan pudorosa como describirse físicamente o dibujarse. El retrato o perfil es una tarea tan intimista que algunos cronistas que practican esta técnica dicen que no tolerarían que alguien les pidiera sentarse al otro lado de la mesa.
De mi primera autobiografía rescato estas palabras, más por revelar poco que por gustarme mucho. Aunque creo llegaron a una precisión con la que no me encuentro frecuentemente.
Dice así:
(Leer más...)
Dice así:
(Leer más...)